Al día siguiente, Pepito se encontró con un niño llamado Aburrín en la celda
que venía de Aburrilandia, un país muy cercano. Ellos, le hicieron la
zancadilla y, con su pistola, golpearon y dejaron inconsciente
a un soldado que estaba solo y se pusieron su traje (Pepito abajo en el sitio
de las piernas de la armadura y Aburrín encima en el sitio del casco y los
brazos). Por suerte, nadie notó que ellos dos estaban allí. Los dos lograron
llegar a una habitación y, con una llave que colgaba de la pared, cerraron la
puerta.
Entonces, Aburrín dijo:
—Se que hacer, solo tenemos que hacernos con un mapa o unos planos
sobre este cuartel y encontrar una habitación que tenga algún medio de
comunicación para alertar a alguien que nos pueda ayudar.
—Buena idea. Tendremos que empezar mañana, ya que hoy será mejor
conseguir comida y agua.
Continuará...
Ignacio Ortega
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